lunes, 22 de diciembre de 2014

La última y nos vamos

- Texto y Fotos: Marcos Betanzos   Twitter: @MBetanzos




A punto de cerrar un año francamente convulso que evidenció que los planes del gobierno no eran más que especulaciones ideológicas sustentadas en endebles estructuras de barro, la certidumbre, la transparencia y la justicia parecen ser las exigencias que unen a la población de nuestro país. No será fácil alcanzar estas demandas, ni tampoco creo –contrario a lo que los simplistas tanto han enfatizado- que esto sea exclusivo del trabajo personal, hay que exigir a las instituciones y a nuestros representantes que hagan su parte, que dejen de lado la simulación institucionalizada por tantos años. 

Este 2014 será recordado por la forma ejemplar en que se tomaron las calles para hacer valer el derecho legítimo a la protesta y también la vergonzosa manera en que pueden sabotearse las causas más justas. Destacable siempre será el hecho de haber caminado como una sociedad organizada, hermandada ante la injusticia, una sociedad inteligente que dialoga y que construye positivamente.

La agenda política del país y su crisis no dista mucho de las causas gremiales y su impacto en la agenda pública, y en ese sentido, abro este espacio para reconocer la labor de un pequeño pero comprometido grupo de arquitectos, que después de diversas jornadas y sesiones ha comenzado a unificar una voz que ya ha sido expresada institucionalmente por el Colegio de Arquitectos de la Ciudad México y la Sociedad de Arquitectos Mexicanos (CAM–SAM) ante la aprobación en la Cámara de Diputados del Dictamen de Reformas a la Ley de Obras Públicas y Servicios Relacionados.
En el gremio, poco a poco deben ir comenzando a moverse ciertos engranes que nos permitan mantenernos atentos y promover mecanismos más transparentes para la asignación de recursos públicos que tengan como instrumento la labor de los arquitectos y toda la industria de la construcción. Hay mucho que hacer en el 2015 respecto a este tema; se necesitará además de profesionales comprometidos, la participación de la academia y los colegios de arquitectos estatales, así como de colectivos y asociaciones civiles que aporten con su visión o experiencia a esta ruta que por larga no debe abandonarse.
Por lo pronto sirva este medio para reconocer la labor de un Colegio de Arquitectos que ha concluido el año con un hecho necesario, expresar públicamente una opinión ante un tema donde no podemos quedar excluidos.

A continuación, incluyo la carta publicada por el CAM-SAM no sin antes desearles lo mejor para este año que concluye y el que pronto iniciará. Nos leemos en enero en Podio, gracias por acompañarme en este medio. Y como diría Eduardo Galeano: Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos.
Hasta pronto.

* Marcos Betanzos (Ciudad de México, 1983) es arquitecto, fotógrafo y articulista independiente. Becario FONCA 2012-213 por su proyecto #BORDOS100 y miembro del Consejo Editorial de la Revista Domus México, América Central y el Caribe.

A LA OPINIÓN PÚBLICA:

El 9 de diciembre se aprobó en la Cámara de Diputados el Dictamen de Reformas a la Ley de Obras Públicas y Servicios Relacionados con las mismas y fue turnada a la Cámara Alta para ser votada el próximo lunes 15 de diciembre. Al respecto el Colegio de Arquitectos de la Ciudad México y la Sociedad de Arquitectos Mexicanos (CAM–SAM) manifiestan su profunda preocupación por algunas carencias en la Reforma que directamente impiden garantizar la conceptualización del Proyecto Arquitectónico y Urbanístico y la transparencia en los procesos destinados a la obra pública.

En las condiciones actuales del país, cualquier reforma que sirva para impulsar y garantizar procedimientos democráticos, transparentes y verificables, debe ser tomada en cuenta. La reconstrucción del espacio público como espacio de convivencia democrática que tanto urge, no puede hacerse dejando al margen el papel y la responsabilidad de la Arquitectura y los arquitectos.
El CAM-SAM se congratula por la existencia de una iniciativa que reconozca que la infraestructura requerida hoy por el país exige fortalecer y simplificar el marco jurídico que regula la Obra Pública y los Servicios Relacionados con mecanismos para la gestión y evaluación de los proyectos, ofreciendo alternativas adicionales para la toma de decisiones e incorporando nuevas figuras que brinden mayores y mejores elementos al Estado para garantizar la transparencia.

Pero resulta difícil pensar la transparencia en materia de Obra Pública si antes de realizarla no existen protocolos adecuados que garanticen la elaboración de los proyectos urbanos y arquitectónicos. Actualmente la ley no considera a los proyectos más que como un servicio relacionado, sin reconocer la necesidad de asignar recursos para su elaboración. Esta labor es fundamental para la transparencia en la toma de decisiones y la necesaria rendición de cuentas en la Obra Pública, cualquiera que sea su dimensión y presupuesto. Es necesario, además, garantizar mecanismos para la selección de los mejores proyectos y proyectistas, de manera justa, legal y transparente, lo que implica la realización de concursos de diseño arquitectónico y urbanístico, apegados a las mejores prácticas internacionales.
Solicitamos a la Cámara de Senadores incorpore en la Reforma a la Ley de Obras Públicas y Servicios Relacionados las adiciones y modificaciones que el CAM-SAM ya ha propuesto y enviado a las Comisiones del Senado de la República y manifestamos nuestra disposición para establecer un diálogo directo con el fin de elaborar una Reforma completa y verdaderamente comprometida con la transparencia en forma amplia e integral. Por el momento, bastaría con que la Iniciativa de Ley incluya y reconozca dichas propuestas, dejando al Reglamento de la Ley y, en su caso, a los Lineamientos que emita la Secretaría de la Función Pública su consideración detallada.
ATENTAMENTE

ARQ. JOSÉ LUIS CORTÉS DELGADO
PRESIDENTE DE LOS CONSEJOS DIRECTIVOS
CAM-SAM 2014-2016
                                            Ciudad de México, a 12 de diciembre de 2014
 

domingo, 14 de diciembre de 2014

Los olvidados: un antes y un después
Texto y Fotografías: Marcos Betanzos *
 @MBetanzos

¿Qué fue de esos terrenos inhóspitos de clase baja, caracterizados por un cinturón de burdeles, reconocidos e icónicos que hicieron aún más populares los antiguos barrios de Nonoalco y Tlatelolco que Luis Buñuel retrató en su célebre cinta Los Olvidados?
Hacía 1950 Luis Buñuel estrena esa película que lo hace obtener un lugar y un peso específico en la historia de la cinematografía nacional. Seleccionó como set de grabación ese barrio, uno de los tantos lugares que acusaban una versión contrapuesta del discurso oficial que el gobierno en turno presumía en conjunto con su falsamente cumplida promesa del progreso social, nada nuevo. Con ese film, Buñuel les hizo ver que la ciudad tenía aún grandes tajos, cicatrices abiertas de realidades que aún pululaban en el universo de la marginación. La mirada de quienes vieron esas escenas, exigieron pensar que lo que ahí se narraba, sí sucedía pero en otro país –no podía ser el nuestro-, los actos vistos eran sólo producto de la imaginación de un director delirante y fetichista. 

Algún eco debió tener esa osadía de Buñuel, pues tuvo atributos de epifanía urbana: años más tarde en esos terrenos de vecindades, talleres de ferrocarrileros, burdeles y más, se construiría uno de los emblemas arquitectónicos más conocidos del periodo moderno de nuestro país que se sumaría a la política de las “células urbanas” donde se ubicarían nuevas unidades habitacionales, principal estrategia del “proceso general de regeneración” que motivó el presidente López Mateos

El conjunto que llevaría el nombre del mandatario y que fue planeada, promovida y diseñada por Mario Pani en conjunto con Luis Ramos Cunningham y Ricardo de Robina se inauguró el 21 de noviembre de 1964 (17 años más tarde que el CUPA en la colonia del Valle), hoy está a punto de celebrar sus cinco décadas de vida con su ya cicatrizado e incompleto millón de metros cuadrados de extensión en la ciudad. La “zona central de tugurios” que peyorativamente nombró Pani, lo convirtió en uno de los arquitectos con más metros cuadrados construidos en el país, y sería el sismo de 1985 el suceso que lo encumbraría, también como uno de los arquitectos con más metros cuadrados demolidos en su haber. 

Es incomprensible este tipo de obras sin visualizar que, “el afán de integrar las clases sociales formó parte de la ideología desarrollista difundida en el sexenio de López Mateos y se sustentó en la visión de que el crecimiento económico es una alianza de clases y que los logros alcanzados por el impulso de la técnica, en este caso de la constructiva, debían beneficiar por igual a los estratos sociales”, por esta razón que argumenta Andrés Jácome Moreno, los departamentos que conforman este gran proyecto se diseñaron conforme a las necesidades de familias de distintos niveles económicos. “Para las de ingresos equivalentes al salario mínimo, se construyeron unidades más económicas en los edificios más pequeños, mientras que a las de mayores ingresos se reservaban espacios más amplios y con óptimos acabados en los edificios de mayor altura ubicados en las cercanías del Paseo de la Reforma en su ampliación norte”.


El Banco Nacional Hipotecario y de Obras Públicas auspició la mayor parte del proyecto de construcción de Nonoalco-Tlatelolco, su sede es quizá el edificio más emblemático de la supermanzana, una torre triangular que sobresale con naturalidad de la creación de Pani, icono inconfundible, esta torre sigue atrayendo la mirada a pesar de haber sido desafortunadamente transformada y readaptada para albergar una serie de oficinas de la SEP.

Tlatelolco cumple 50 años transformando ese sector de la ciudad, haciendo historia,, consolidando la identidad de una nueva generación que poco a poco se ha ido apropiando de esos espacios y dejando testimonio de la preocupación de la vivienda como tema atemporal de solución pendiente. Aportación de Pani a un tema que ya se discutía en su momento a nivel mundial (nuevos modelos de distribución espacial en las unidades habitacionales a gran escala), el arquitecto demostró que nuestro país podía aportar –nuevamente- una ejemplar solución basada en un manejo distinto de los bloques modulares que recomponía la imagen arquitectónica. “Para Pani, tal solución implicaba un planteamiento cultural: era preciso superar el complejo de inferioridad para emprender la construcción de magnas obras, como había ocurrido, según él, en el caso de Ciudad Universitaria”. Esta afirmación de Andrés Jacome, hace pensar que quizá no todo era complejo, quizá como lo demostró muchos años antes Buñuel, es simple realidad. 

¿Cómo no celebrar y añorar esa alquimia que permitió que la arquitectura en una de sus mejores alianzas con la política transformara un muladar?

** Marcos Betanzos (Ciudad de México, 1983) es arquitecto, fotógrafo y articulista independiente. Becario FONCA 2012-213 por su proyecto #BORDOS100 y miembro del Consejo Editorial de la Revista Domus México, América Central y el Caribe. 





lunes, 8 de diciembre de 2014



 
DESDE EL ESCRITORIO 

Marcos Betanzos - @MBetanzos 

Cualquiera debería saberlo, hay proyectos que no pueden plantearse y dictaminarse desde el escritorio (quizá es una obviedad que deberían de serlo todos), mucho menos cuando tienen como consigna la recuperación de ciertas zonas de la ciudad y los funcionarios en turno promueven insistentemente con su despliegue panfletario, los beneficios sociales de impacto directo que estas obras “concretarán”. Cualquiera debería saberlo pero no, al parecer no todos lo saben y mucho menos las dependencias gubernamentales que se empecinan en producir proyectos al vapor intentando ceñirse a la agenda política de una autoridad superior.  

Ahora con el nuevo botín de entretenimiento popular en que se ha convertido el tema de la generación de ciclovias y la promoción de la bicicleta como medio de transporte sustentable, eficiente y económico,  algunos políticos comienzan a hacer lo suyo: tapar el ojo al macho con obras absurdas y totalmente ridículas que carecen de fundamentos para que éstas se conviertan en verdaderos detonadores benéficos para mejorar la vida en la ciudad. 

Aquí se pueden mencionar las inconsistencias de los trazos y soluciones técnicas planteadas desde el gobierno de AMLO, las improvisaciones en el Paseo de la Reforma que surgieron en la administración de Marcelo Ebrard y que continúan hasta el día de hoy con casos fallidos como la intensión de incorporar una ciclovía en Av. División del Norte que aún no puede conciliar el titular del gobierno capitalino Miguel Ángel Mancera. Todas ellas, motivo de quejas y motor –casi siempre- de accidentes y controversias a nivel de calle para los usuarios. ¿Puede el gobierno ponerse una estrellita y decir que vamos en el camino correcto, que estamos cubriendo puntos de la agenda de la movilidad urbana con soluciones a medias o de tan bajo nivel? ¿Pueden presumir que tales ocurrencias son en verdad soluciones sin primero haberlas planeado, concientizado a la población, ordenado y liberado de usos o abusos comunes, y ejercido un plan estratégico para hacer cumplir los objetivos de estos proyectos?  ¿De dónde salen tantas ideas que después se convierten en proyectos tan arbitrariamente diagnosticados? 

Es inevitable, ¡cómo no pensar que obras como el Mega Biciestacionamiento, recientemente entregado e inaugurado en las inmediaciones del CETRAM Pantitlán en la Delegación Venustiano Carranza no es producto de la premura por (mal) gastar (derrochar, lapidar y repartir) un recurso que debía de hacerse efectivo de forma expedita, por no decir improvisada! ¿Cómo entender que ahora ya se tiene un nuevo elefantito blanco, una obra que se ha presumido como ejemplar y la más grande de América Latina, pero que se encuentra en un sitio donde nadie puede llegar en bicicleta, dónde los usuarios deben –si quieren llegar sanos y salvos- bajar de la bicicleta para sortear camiones, puestos de comercio informal, baches, calles en mal estado, y rutas inaccesibles e inexistentes. ¿A quién se le ocurrió el disparate? 

Es una burla, desde hace más de quince años existe un biciestacionamiento cerca de la Línea 9 del CETRAM Pantitlán -con menos oropel pero que funciona correctamente al grado de ser insuficiente-; su existencia comprueba que las personas sí llegan en bicicleta a la zona, pero su posición se encuentra diametralmente opuesta a donde las autoridades pusieron el suyo, el nuevo, mucho más caro, mucho más grande, mucho más “diseñado” y todo para ser una edificio inútil y torpe, siempre vacío. Más que preguntar, habrá que comenzar a dudar de esos magníficos funcionarios que siguen pensando que andar en bici es una cuestión de moda, lo superficial y lo absurdo.
Ojalá pronto puedan recorrer, todos ellos a pie y en bicicleta la zona, esperemos que así entiendan la magnitud de sus improvisaciones y dejen de lado sus poses fotográficas. Ojalá.  






Relación de imágenes:
1: Cortesía Crónica
2: Cortesía Milenio
3:Cortesía Obrasweb
4:Cortesía Milenio 

* Marcos Betanzos (Ciudad de México, 1983) es arquitecto, fotógrafo y articulista independiente. Becario FONCA 2012-213 por su proyecto #BORDOS100 y miembro del Consejo Editorial de la Revista Domus México, América Central y el Caribe. 

jueves, 23 de octubre de 2014

La visual de...

La región 52

Marcos Betanzos - @MBetanzos

Nuevamente un grupo de ciudadanos con diferentes formaciones, intereses y experiencias profesionales se ha reunido para intentar agrupar una serie de observaciones que consoliden una agenda pública que rápidamente derive en una plataforma incluyente donde se revisen y analicen las diversas propuestas de infraestructura que autoridades a nivel local y federal planean para el futuro de la Ciudad de México. Con Elías Cattan a la cabeza de este colectivo denominado Región 52, el pasado martes se anunciaron los objetivos que se buscan y la manera en cómo pueden participar diferentes sectores de la sociedad en general, teniendo como punto de partida y primer tema de análisis el proyecto en curso para el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México  que se ubicará en Texcoco, del cual escribí en esta misma plataforma (http://www.podiomx.com/2014/09/la-visual-de.html). 


El colectivo donde participan activistas, defensores de los derechos humanos, especialistas en temas de movilidad urbana, ambientalistas, programadores, arquitectos y urbanistas (ambos con una presencia muy discreta), politólogos, académicos, legisladores y artistas, plantea una pregunta elemental para comenzar la reflexión: ¿Qué tipo de ciudad imaginamos para vivir en el futuro? Claro está, el reto para contestar este cuestionamiento viene fundamentalmente de entender que no es algo que se pueda y deba responder por un grupo de ciudadanos en exclusiva, sino por una gran mayoría que represente diferentes sectores, ideologías y grupos sociales para poder impregnar de heterogeneidad lo que desde Región 52 surja como alternativas para construir abiertamente un diálogo propositivo e inteligente; mecanismos para instrumentar la revisión y el cambio de planes actuales o futuros para obras de infraestructura que signifiquen impactos medioambientales, sociales y económicos de gran relevancia y, finalmente  la formulación de estrategias multidisciplinares para cimentar un eje de desarrollo urbano para las próximas cinco décadas: “Plan Bioregional a 52 años”.
 
Los ciudadanos tienen aquí una oportunidad valiosa de hacer valer sus derechos y cuestionar (y proponer al mismo tiempo) si es sostenible el modelo de ciudad que autoridades, inversionistas y profesionales del ramo han decretado como eje inamovible al cual se ciñen gran parte de las políticas públicas de la capital. Al mismo tiempo, la iniciativa representa el pretexto idóneo  para defender la posibilidad de vivir en un mejor entorno y hacer conciencia de que gran parte de las decisiones que se tomen en asuntos de carácter urbano deben buscar el respeto y equilibrio ambiental, la preservación de los recursos naturales, la inclusión social y de una vez por todas, desaparecer la idea de que toda obra tiene un costo e impacto negativo ineludible por caprichosa u ocurrente que sea para el funcionario, el gobernante o el político en turno.

Para quienes formamos parte de esta iniciativa será necesario desprenderse de una agenda previa que incite resultados predecibles, etiquetas y  prejuicios que den un matiz de movimiento hippie que entre el ahínco de la ideología no tenga la capacidad de cabildear con todos los factores que forman parte de una realidad inevitable. El reto en gran medida es ese también, lo otro depende –como se dijo en la primera sesión- de compromiso, resistencia, mucho trabajo y también una buena dosis de hígado. Hará falta.
Por lo pronto, aquí la plataforma para seguir el grupo de trabajo y comenzar a unirse. Todo ello con la promesa hecha de que este colectivo eventualmente unirá fuerzas con otros movimientos de iniciativa ciudadana y podrá salir del sector Roma-Condesa para llegar a otros puntos de la ciudad donde también se puede y se quiere participar. Esperemos que así sea. 

Más información: http://region52.mx/

Imágenes: Cortesía @region52mx

* Marcos Betanzos (Ciudad de México, 1983) es arquitecto, fotógrafo y articulista independiente. Becario FONCA 2012-213 por su proyecto #BORDOS100 y miembro del Consejo Editorial de la Revista Domus México, América Central y el Caribe.  
 

domingo, 12 de octubre de 2014

#BORDOS100 (Cortometraje) fue seleccionado en la muestra oficial del 1er. Festival Internacional de Cine y Arquitectura CINETEKTON! 2014 

Se proyectará el sabado 11 de Octubre a las 5 pm en el Museo Amparo de la Ciudad de Puebla. 

Follow:


 



CLEBRACIONES OCIOSAS

Por Marcos Betanzos* 

@MBetanzos

Por cuestión de tradición cada primer lunes de octubre la Unión Internacional de Arquitectos (UIA) celebra a nivel mundial el día del Arquitecto, en México desde el 2004 lo celebramos (también) el 1 de octubre, la fecha sirve de poco o para nada si se tiene la finalidad de reflexionar en torno al papel del profesional ante sus compromisos fundamentales que ya no se sabe a ciencia cierta cuáles son. En medio de la marisma de la cursilería, sobran las representaciones de una festividad ociosa que parece ser la exigencia ingrata de un calendario absurdo. Siempre he pensado que en un país donde la arquitectura parece un asunto exclusivo, celebrar con vítores el supuesto impacto benéfico de sus creadores, como si fuera una verdad absoluta e irrefutable es un tanto cuanto ridículo.


Así pasó una vez más el primer día de octubre, las redes sociales se inundaron de esas pasiones desbordadas que aterrizan siempre en la manufactura del meme y que traen consigo la consigna del chiste simplón. Por un lado eso y por otro, los desbordes gremiales –igual de inútiles- que sirven para “reunir” -en su acepción más superficial- a un gremio diseminado, dispuesto inclusive a la autocelebración que le permite reivindicar vínculos de poder en mecanismos inalterables con el único sector al que le respetan su fuerza instrumentadora para funcionar dentro del engranaje nacional: el político. Todo sucede (sigue pasando y pasará, en tiempos futuros) con un simple desayuno o una comilona complaciente.

Bien vale la pena recordar que en la edición del Diario Oficial de la Federación que validaba la celebración ya mencionada se enunciaba, entre otras, tres razones que cimentaban la conmemoración de la fecha:

1.- Que la arquitectura ha constituido a lo largo de la historia una expresión cultural particularmente trascendente de la humanidad, en razón de que en ella encuentran expresión: el devenir histórico, la idiosincrasia, los valores, las creencias, los anhelos y las formas de ver la vida de los grupos humanos.

2.-Que la arquitectura mexicana ha alcanzado logros trascendentes en distintos momentos de nuestra historia y que arquitectos mexicanos han conquistado un lugar relevante en la arquitectura mundial por su estilo singular, prestigiando a México a nivel internacional.


3.- Que el ejercicio de la profesión de arquitecto aporta a la comunidad numerosos beneficios de carácter social, los cuales, en las diferentes vertientes de la arquitectura, reditúan en favor de la población del país.


Una resonancia digna que nos obliga a reflexionar esta fecha, sería la de retomar el primer punto y actualizarlo incorporando el principal reto y demanda de la sociedad de nuestros días, la transparencia y la rendición de cuentas; dejaría atrás los logros pasados de personajes y la ponderación de un estilo mexicano para hacer que la igualdad de oportunidades sea una verdadera garantía, mecanismo y logro colectivo de una profesión que no se consolida a través de solipsismos, y finalmente, haría realidad el tercero mencionado, que según se ve desde las aulas y en la práctica profesional, es pura demagogia. Suena bien pero es mentira.

Por lo mientras, y como sé que no todos han sido cortados con la misma tijera, felicito ocho días después a esos que hacen de su trabajo diario algo más que un sistema de acomodo personal, a ellos y a ellas mi más amplio reconocimiento porque siguen siendo necesarios en las aulas, en las calles, en los medios y en la ciudad. ¡Quedan pocos, hay que valorarlos, rastrearlos siempre porque parecen imperceptibles y sin duda son inspiradores!



* Marcos Betanzos (Ciudad de México, 1983) es arquitecto, fotógrafo y articulista independiente. Becario FONCA 2012-213 por su proyecto #BORDOS100 y miembro del Consejo Editorial de la Revista Domus México, América Central y el Caribe.
 
 

lunes, 6 de octubre de 2014


Aprender y enseñar

Marcos Betanzos* - @MBetanzos



“La arquitectura, como se enseña y practica hoy en día, no es más que una ficción gramatical. Basta con ver el abismo que separa lo que se enseña (¡y cómo!) y lo que se construye (¡y porqué!) para entender que en algún lugar una mentira está siendo perpetrada. Sólo un método sofístico podría enmascarar una situación donde tantos gastan tanto para hacer tan poco, con tan dañinos resultados.”
Daniel Libeskind 



En medio de una marisma de inconformidades y simulaciones, los estudiantes de las escuelas de nivel superior del Instituto Politécnico Nacional, han levantado la mano para manifestar su inconformidad ante los diversos cambios que se planean ejecutar desde la cúspide burocrática en sus planes de estudio y en el reglamento general del instituto. No es fortuito el desencanto, demasiado temor existe por parte de la comunidad a que se reduzcan (aún más) las expectativas de desarrollo profesional de los egresados y se incremente la segregación y estigma, nunca menor, con la que cargan quienes descubren la existencia de un embudo innegable que habrá que superar cuando se intenta ingresar al mercado laboral, sobre todo si su formación académica recae en una institución de carácter público.

Es evidente que estas manifestaciones que se han dado en el mejor de los niveles, ya representan una oportunidad de cambio favorable y que muchas de las circunstancias en las que se enseña y se aprende deben evolucionar, entendiendo los nuevos desafíos que ya viven nuestras profesiones (la arquitectura en este caso). Pero no existe garantía alguna para instrumentar este ideal que parece ser sólo una promesa al aire, un objetivo más de la agenda que no tiene pies ni cabeza. Las buenas intenciones de este gobierno, si les llamamos así con gran optimismo,  siguen dominando el método de transformación gubernamental de un país que será justo, equitativo, competitivo y desarrollado en un futuro indeterminado. Las cabezas de este gobierno duermen y sueñan en la almohada reconfortante que vaticina tiempos mejores, pero la realidad se desborda hoy como hace muchos años atrás y la necesidad sigue creciendo.

El Instituto Politécnico Nacional y si enfocamos la mirada en la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (en sus tres planteles), ha sido una institución que ha brindado la oportunidad de profesionalizar a los hijos de la clase trabajadora, los cuales hoy en día no son los menos pero tampoco son más los mismos de antes, aquellos que viniendo del campo construyeron gran parte de lo que hoy es nuestro país. Las cosas han cambiado y no se debe ningunear así a quienes ya compiten en condiciones adversas por hacerse de un título profesional. Por ello, antes de seguir cercando a las instituciones públicas de enseñanza superior, el Estado debe exigirse mejorar las condiciones físicas, económicas y sociales, u otras tantas más en las que la educación se imparte. Así, se cimentarían a fondo las necesarias reformas educativas que no se solucionan con tablets ni pizarrones electrónicos, con más clases de inglés o con menos de cálculo integral.

En la arquitectura, es suficiente ver las herramientas con las que cuentan las instituciones privadas en comparación con las públicas. Nadie tiene la culpa de tener más o de tener menos, sólo que a veces se cree que tener más es garantía o señal de mayor nivel cognoscitivo, eso es falso; lo digo como docente que participa tanto en instituciones públicas (donde hay que forzar a los buenos alumnos a que se crean buenos) y privadas (donde hay que hacer notar que los que se creen buenos nunca lo han sido a pesar de sus sorprendentes promedios). Talentosos y no, hay en todos lados, el error es pensar que el talento se cosecha sólo en una parcela.

Así, como bien se sabe, la Facultad de Arquitectura de la UNAM está dejando de ser un referente en la disciplina, a juzgar por el número de sus egresados (generaciones recientes) dirigiendo sus propias empresas y/o generando obra trascendental. Nombre diez arquitectos que le parezcan sobresalientes, menores de 40 años de edad e investigue de dónde son egresados. Es clarísimo que las cosas han cambiado.

Sin embargo, si nos referimos a los egresados de la UNAM mayores a 40 años, veremos que son ellos los que coronan en gran número las plantillas docentes de otras universidades privadas, y los que acuden al llamado de la investigación que en este país tanto se menosprecia. La escena actual la dominan los egresados de las universidades privadas, y para quien piense que esto es una muestra de su calidad en la enseñanza, lamento decir que son ellos mismos los que reconocen que las carencias son similares a las de aquellas de carácter público -éstas últimas las que marcan la pauta para definir o avalar sus programas de estudio- con unas diferencias claras que son el plus de pagar una colegiatura: hay mayor soporte para el estudiante y el egresado, mejores herramientas de trabajo, tecnología, equipos, apoyos, vínculos, en fin, hablamos de otra plataforma que expande los límites más elementales del sistema enseñanza-aprendizaje.


¿Quién se encargará de verificar que lo que dicen enseñar algunas instituciones de vanguardia sea real y no una ficción mercadológica? ¿Quién demostrará que no se tiene el talento para dirigir exitosamente un despacho/empresa enfocada a la producción de arquitectura? El mercado. Y sí, este no evalúa, este juzga y casi siempre es prejuicioso. Una manifestación de inconformidad como la que se lleva a cabo hoy por el Instituto Politécnico Nacional es necesaria y aleccionadora, sobre todo por la forma en que se ha desarrollado, mostrando claridad en la relevancia cívica del acto de exigir. Que se cumplan las exigencias dependerá de otros factores que se acercan más a la ciencia política y las condiciones globales que a la agenda educativa. ¿Entonces qué debemos de aprender y enseñar en las aulas?


*Arquitecto, fotógrafo y escritor independiente. Becario del Sistema Nacional de Jóvenes Creadores FONCA 2012-2013 en la disciplina de Diseño Arquitectónico.

viernes, 26 de septiembre de 2014






#BORDOS100, un proyecto apoyado gracias al programa Jovenes Creadores del FONCA - CONACULTA ha sido publicado en la revista Evolo Magazine No. 6 Digital & Parametric Architecture (EUA). Sep. 2014.


Order it: http://shop.evolo.us/product/evolo-06-digital-parametric-architecture






jueves, 25 de septiembre de 2014

La visual de…

México en Venecia (2da. Parte) 


Por Marcos Betanzos* @MBetanzos

Salvador Quiroz Ennis, es fundador del despacho CONCEPTO M, dedicado al diseño museológico, museografía y construcción para exhibiciones y museos. Formado como diseñador industrial, se ha desarrollado profesionalmente en arquitectura, ecología e instalaciones kineticas.  Quiroz Ennis es alguien que vivió el proceso y que conoce desde adentro todas las carencias de una fallida representación nacional en la Bienal de Arquitectura de Venecia. Sobre este tema, manifestó en diferentes momentos su interés de hacer públicas las observaciones que ameritaba su experiencia, ante la ausencia de espacios editoriales para ello, este espacio personal cede a él esta entrega para darle cabida a su voz vinculándola con un primer texto http://www.podiomx.com/2012/09/mexico-en-venecia.html que escribí en este mismo espacio sobre la participación mexicana. 

¿Condenados a hacer menos?

Por: Salvador Quiroz Ennis
Después de la inauguración del Pabellón de México en la Bienal de Arquitectura de Venecia 2014 habría que profundizar en varios aspectos de su realización. El INBA acaba de renegociar con la Fondazione La Biennale di Venezia la cancelación del comodato de nueve años en la deteriorada Iglesia de San Lorenzo, adquirido por la gestión anterior. Se trata –la nueva opción- de un espacio modesto en dimensiones y de mejor escala a nivel financiero: un salón del Arsenale que servirá a México por veinte años y para al menos 80 exhibiciones culturales de arte, cine, música y arquitectura.
Los recintos son parte fundamental de cualquier evento cultural, pero si revisamos cuatro elementos fundamentales de la exhibición (gestión, curaduría, museología y museografía) y sus interacciones entre sí, el diagnostico final no es nada afortunado.
 
La gestión es la columna vertebral. Debe cuidar el profesionalismo del proceso y la visión futura de sus interacciones. Desafortunadamente, el INBA permitió que el concepto ganador (del pabellón mexicano que sostenía el tema Condenados a ser Modernos) del cual fui parte solo hasta el fallo del jurado, concluyera con deficiencias técnicas, de contenido, de representación, y por ende también de vinculación profesional, manteniendo los mismos temas institucionales que siguen siendo un obstáculo para las licitaciones públicas de infraestructura cultural así como para estos eventos internacionales. Eso no es todo, además existen otros problemas que condicionan autoritariamente las colaboraciones multi-disciplinarias bajo intereses que por lo general resultan ser egoístas y poco profesionales y que limitan esa visión futura que la gestión debe cuidar.

El proyecto, realizado entre enero y mayo del 2014, tuvo un tiempo de ejecución muy corto. ¿No hubiese sido más conveniente fabricar en Europa en vez de enviar 1.5 toneladas de material en maletas desde México?   El tiempo de realización no sólo afecta la fabricación del proyecto sino todos los aspectos a desarrollar. Corea y Chile, por ejemplo, ganadores del León de oro y plata respectivamente, trabajaron la curaduría e investigación con uno y seis años de anticipación, más un año de realización museográfica y de producción en ambos casos.
Sabemos que la curaduría general de la Bienal la planteó el arquitecto Rem Koolhaas con conceptos muy claros. Se habló de una bienal de arquitectura, no de arquitectos, invitando a mostrar los acontecimientos que construyeron la modernidad de cada país a partir de aspectos sociales, políticos, culturales e históricos. Koolhaas revive la idea de la Bienal de arte, complementando las reflexiones con la inclusión de todos sus segmentos incluyendo arte, cine y teatro. Una representación con una o varias reflexiones sobre modernidad con perspectiva y profundidad, no solo arquitectos.
 
Suiza, por ejemplo, presentó un análisis de los proyectos del antiarquitecto inglés Cedric Price (1925-2003) y del sociólogo suizo Lucius Burckhardt (1934-2003), dos visionarios que realizaron poca obra, pero cuya teoría y vocación de dibujo no sólo han sido herramientas de redefinición de la arquitectura, sino también una demostración de cómo se puede anticipar el futuro. Esta exhibición es una coreografía, no de obras seleccionadas, sino de otra realidad expositiva más viva. Con especialistas moviéndose dentro y fuera del archivo, mostrando los diferentes facsímiles de los proyectos a los visitantes, invitando a reflexionar sobre qué tan modernas continúan siendo las visiones de estos dos pensadores. Es un espacio de libre expresión que no afirma verdades absolutas. Una museología con una curaduría en proceso y sin museografía.

Por su parte, México apostó por una pasarela institucional y ordinaria con talentos reconocidos ya cientos de veces. Contemporánea en apariencia, pero con un discurso tradicional hecho con fuertes concesiones arbitrarias, los curadores incluyen también su memorial de "Las víctimas de la violencia", y deciden definir todos las partes que conforman la exhibición solos, aún y cuando los gestores del evento solicitaron equipos multidisciplinarios para su liderazgo. El problema fue, que el INBA dio un único contrato a los arquitectos, mismo que aprovechan para ser juez y parte.
Museográficamente hablando, el diseño de una exhibición debe lograr la traducción emocional de un discurso intelectual, pero en este caso el resultado final imperó lo ordinario de su curaduría.  Primero, el acceso principal al pabellón mexicano se resolvió del lado colindante al de los Emiratos Árabes, ignorando el patio privado al otro extremo que era la mejor opción. Esa decisión hizo que ubicar a México resultara confuso y difícil de encontrar. Segundo, las soluciones del pabellón carecían de opciones bien investigadas respecto a materiales y procesos. La solución de la tela envolvente, que era el corazón emocional de la propuesta, resultó pesada, opaca y perdió la translucidez del concepto. Queda claro que no todos los proyectistas están entrenados para resolver detalles de diseño museográfico. Tercero, ¿Por qué no se aceptó la dinámica sugerida por la Bienal: con los ocho minutos de tiempo promedio por visitante? La proyección se va a casi veinte minutos de efectismo con una narrativa fuera de la petición, repetida en los paneles circundantes, baja en luminosidad y poco clara.
Museológicamente, las exposiciones sobre arquitectura pueden ser aburridas: maquetas, planos, fotos, croquis, textos. Pero la bienal de Koolhaas no lo fue, y quiso contar la historia de la modernidad sin mencionar ningún arquitecto. Por ejemplo, en el caso coreano se unieron dos ideologías en un solo pabellón. Los daneses poetizaron sobre la estética y la naturaleza como elementos complementarios de la arquitectura. Los finlandeses presumieron la sencillez y la materialidad de su diseño. Los rusos ironizaron sobre el capitalismo mientras los americanos presumían su poderío corporativo. Sólo haciendo a un lado los nombres detrás de la arquitectura se expresa de manera más amena la colaboración técnica y creativa del espacio. Ese fue el principal placer de visitar la Bienal este año, su diversidad cultural e intelectual.
En el caso mexicano se debió gestionar primero la curaduría y, luego, la museología como lo hicieron otros países. Planear ordenadamente —como rara vez hacemos— y, coordinar una auténtica colaboración entre los distintos actores para establecer comportamientos integrales de una colaboración, que quizá algún día, nos ponga el ejemplo para ganar un mundial y más medallas olímpicas por equipos.
Esta desafortunada táctica curatorial, museológica, museográfica y de gestión del pabellón mexicano en la Bienal secuestró el espacio conceptual y representativo presentado en el concurso; formó bajo las perversas y ancestrales mañas entre el Arquitecto y el Poder (en mayúsculas, por supuesto) un stand de turismo sin visión. Digamos que lejos de representar nacionalmente a las mentes orquestales, los talentos curatoriales, y la sensibilidad museológica y museográfica que el país es capaces de hacer; mostró los malos y comunes procesos que nos condenan demasiado seguido a una miedosa y vergonzosa imposición banal que perjudica a todos los gremios del arte y la cultura, y que además sigue formando parte de todas las licitaciones de infraestructura nacionales que comparten el mismo problema: la forma antes que el fondo. ¿Condenados a ser modernos? Me temo que no.