jueves, 23 de octubre de 2014

La visual de...

La región 52

Marcos Betanzos - @MBetanzos

Nuevamente un grupo de ciudadanos con diferentes formaciones, intereses y experiencias profesionales se ha reunido para intentar agrupar una serie de observaciones que consoliden una agenda pública que rápidamente derive en una plataforma incluyente donde se revisen y analicen las diversas propuestas de infraestructura que autoridades a nivel local y federal planean para el futuro de la Ciudad de México. Con Elías Cattan a la cabeza de este colectivo denominado Región 52, el pasado martes se anunciaron los objetivos que se buscan y la manera en cómo pueden participar diferentes sectores de la sociedad en general, teniendo como punto de partida y primer tema de análisis el proyecto en curso para el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México  que se ubicará en Texcoco, del cual escribí en esta misma plataforma (http://www.podiomx.com/2014/09/la-visual-de.html). 


El colectivo donde participan activistas, defensores de los derechos humanos, especialistas en temas de movilidad urbana, ambientalistas, programadores, arquitectos y urbanistas (ambos con una presencia muy discreta), politólogos, académicos, legisladores y artistas, plantea una pregunta elemental para comenzar la reflexión: ¿Qué tipo de ciudad imaginamos para vivir en el futuro? Claro está, el reto para contestar este cuestionamiento viene fundamentalmente de entender que no es algo que se pueda y deba responder por un grupo de ciudadanos en exclusiva, sino por una gran mayoría que represente diferentes sectores, ideologías y grupos sociales para poder impregnar de heterogeneidad lo que desde Región 52 surja como alternativas para construir abiertamente un diálogo propositivo e inteligente; mecanismos para instrumentar la revisión y el cambio de planes actuales o futuros para obras de infraestructura que signifiquen impactos medioambientales, sociales y económicos de gran relevancia y, finalmente  la formulación de estrategias multidisciplinares para cimentar un eje de desarrollo urbano para las próximas cinco décadas: “Plan Bioregional a 52 años”.
 
Los ciudadanos tienen aquí una oportunidad valiosa de hacer valer sus derechos y cuestionar (y proponer al mismo tiempo) si es sostenible el modelo de ciudad que autoridades, inversionistas y profesionales del ramo han decretado como eje inamovible al cual se ciñen gran parte de las políticas públicas de la capital. Al mismo tiempo, la iniciativa representa el pretexto idóneo  para defender la posibilidad de vivir en un mejor entorno y hacer conciencia de que gran parte de las decisiones que se tomen en asuntos de carácter urbano deben buscar el respeto y equilibrio ambiental, la preservación de los recursos naturales, la inclusión social y de una vez por todas, desaparecer la idea de que toda obra tiene un costo e impacto negativo ineludible por caprichosa u ocurrente que sea para el funcionario, el gobernante o el político en turno.

Para quienes formamos parte de esta iniciativa será necesario desprenderse de una agenda previa que incite resultados predecibles, etiquetas y  prejuicios que den un matiz de movimiento hippie que entre el ahínco de la ideología no tenga la capacidad de cabildear con todos los factores que forman parte de una realidad inevitable. El reto en gran medida es ese también, lo otro depende –como se dijo en la primera sesión- de compromiso, resistencia, mucho trabajo y también una buena dosis de hígado. Hará falta.
Por lo pronto, aquí la plataforma para seguir el grupo de trabajo y comenzar a unirse. Todo ello con la promesa hecha de que este colectivo eventualmente unirá fuerzas con otros movimientos de iniciativa ciudadana y podrá salir del sector Roma-Condesa para llegar a otros puntos de la ciudad donde también se puede y se quiere participar. Esperemos que así sea. 

Más información: http://region52.mx/

Imágenes: Cortesía @region52mx

* Marcos Betanzos (Ciudad de México, 1983) es arquitecto, fotógrafo y articulista independiente. Becario FONCA 2012-213 por su proyecto #BORDOS100 y miembro del Consejo Editorial de la Revista Domus México, América Central y el Caribe.  
 

domingo, 12 de octubre de 2014

#BORDOS100 (Cortometraje) fue seleccionado en la muestra oficial del 1er. Festival Internacional de Cine y Arquitectura CINETEKTON! 2014 

Se proyectará el sabado 11 de Octubre a las 5 pm en el Museo Amparo de la Ciudad de Puebla. 

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CLEBRACIONES OCIOSAS

Por Marcos Betanzos* 

@MBetanzos

Por cuestión de tradición cada primer lunes de octubre la Unión Internacional de Arquitectos (UIA) celebra a nivel mundial el día del Arquitecto, en México desde el 2004 lo celebramos (también) el 1 de octubre, la fecha sirve de poco o para nada si se tiene la finalidad de reflexionar en torno al papel del profesional ante sus compromisos fundamentales que ya no se sabe a ciencia cierta cuáles son. En medio de la marisma de la cursilería, sobran las representaciones de una festividad ociosa que parece ser la exigencia ingrata de un calendario absurdo. Siempre he pensado que en un país donde la arquitectura parece un asunto exclusivo, celebrar con vítores el supuesto impacto benéfico de sus creadores, como si fuera una verdad absoluta e irrefutable es un tanto cuanto ridículo.


Así pasó una vez más el primer día de octubre, las redes sociales se inundaron de esas pasiones desbordadas que aterrizan siempre en la manufactura del meme y que traen consigo la consigna del chiste simplón. Por un lado eso y por otro, los desbordes gremiales –igual de inútiles- que sirven para “reunir” -en su acepción más superficial- a un gremio diseminado, dispuesto inclusive a la autocelebración que le permite reivindicar vínculos de poder en mecanismos inalterables con el único sector al que le respetan su fuerza instrumentadora para funcionar dentro del engranaje nacional: el político. Todo sucede (sigue pasando y pasará, en tiempos futuros) con un simple desayuno o una comilona complaciente.

Bien vale la pena recordar que en la edición del Diario Oficial de la Federación que validaba la celebración ya mencionada se enunciaba, entre otras, tres razones que cimentaban la conmemoración de la fecha:

1.- Que la arquitectura ha constituido a lo largo de la historia una expresión cultural particularmente trascendente de la humanidad, en razón de que en ella encuentran expresión: el devenir histórico, la idiosincrasia, los valores, las creencias, los anhelos y las formas de ver la vida de los grupos humanos.

2.-Que la arquitectura mexicana ha alcanzado logros trascendentes en distintos momentos de nuestra historia y que arquitectos mexicanos han conquistado un lugar relevante en la arquitectura mundial por su estilo singular, prestigiando a México a nivel internacional.


3.- Que el ejercicio de la profesión de arquitecto aporta a la comunidad numerosos beneficios de carácter social, los cuales, en las diferentes vertientes de la arquitectura, reditúan en favor de la población del país.


Una resonancia digna que nos obliga a reflexionar esta fecha, sería la de retomar el primer punto y actualizarlo incorporando el principal reto y demanda de la sociedad de nuestros días, la transparencia y la rendición de cuentas; dejaría atrás los logros pasados de personajes y la ponderación de un estilo mexicano para hacer que la igualdad de oportunidades sea una verdadera garantía, mecanismo y logro colectivo de una profesión que no se consolida a través de solipsismos, y finalmente, haría realidad el tercero mencionado, que según se ve desde las aulas y en la práctica profesional, es pura demagogia. Suena bien pero es mentira.

Por lo mientras, y como sé que no todos han sido cortados con la misma tijera, felicito ocho días después a esos que hacen de su trabajo diario algo más que un sistema de acomodo personal, a ellos y a ellas mi más amplio reconocimiento porque siguen siendo necesarios en las aulas, en las calles, en los medios y en la ciudad. ¡Quedan pocos, hay que valorarlos, rastrearlos siempre porque parecen imperceptibles y sin duda son inspiradores!



* Marcos Betanzos (Ciudad de México, 1983) es arquitecto, fotógrafo y articulista independiente. Becario FONCA 2012-213 por su proyecto #BORDOS100 y miembro del Consejo Editorial de la Revista Domus México, América Central y el Caribe.
 
 

lunes, 6 de octubre de 2014


Aprender y enseñar

Marcos Betanzos* - @MBetanzos



“La arquitectura, como se enseña y practica hoy en día, no es más que una ficción gramatical. Basta con ver el abismo que separa lo que se enseña (¡y cómo!) y lo que se construye (¡y porqué!) para entender que en algún lugar una mentira está siendo perpetrada. Sólo un método sofístico podría enmascarar una situación donde tantos gastan tanto para hacer tan poco, con tan dañinos resultados.”
Daniel Libeskind 



En medio de una marisma de inconformidades y simulaciones, los estudiantes de las escuelas de nivel superior del Instituto Politécnico Nacional, han levantado la mano para manifestar su inconformidad ante los diversos cambios que se planean ejecutar desde la cúspide burocrática en sus planes de estudio y en el reglamento general del instituto. No es fortuito el desencanto, demasiado temor existe por parte de la comunidad a que se reduzcan (aún más) las expectativas de desarrollo profesional de los egresados y se incremente la segregación y estigma, nunca menor, con la que cargan quienes descubren la existencia de un embudo innegable que habrá que superar cuando se intenta ingresar al mercado laboral, sobre todo si su formación académica recae en una institución de carácter público.

Es evidente que estas manifestaciones que se han dado en el mejor de los niveles, ya representan una oportunidad de cambio favorable y que muchas de las circunstancias en las que se enseña y se aprende deben evolucionar, entendiendo los nuevos desafíos que ya viven nuestras profesiones (la arquitectura en este caso). Pero no existe garantía alguna para instrumentar este ideal que parece ser sólo una promesa al aire, un objetivo más de la agenda que no tiene pies ni cabeza. Las buenas intenciones de este gobierno, si les llamamos así con gran optimismo,  siguen dominando el método de transformación gubernamental de un país que será justo, equitativo, competitivo y desarrollado en un futuro indeterminado. Las cabezas de este gobierno duermen y sueñan en la almohada reconfortante que vaticina tiempos mejores, pero la realidad se desborda hoy como hace muchos años atrás y la necesidad sigue creciendo.

El Instituto Politécnico Nacional y si enfocamos la mirada en la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (en sus tres planteles), ha sido una institución que ha brindado la oportunidad de profesionalizar a los hijos de la clase trabajadora, los cuales hoy en día no son los menos pero tampoco son más los mismos de antes, aquellos que viniendo del campo construyeron gran parte de lo que hoy es nuestro país. Las cosas han cambiado y no se debe ningunear así a quienes ya compiten en condiciones adversas por hacerse de un título profesional. Por ello, antes de seguir cercando a las instituciones públicas de enseñanza superior, el Estado debe exigirse mejorar las condiciones físicas, económicas y sociales, u otras tantas más en las que la educación se imparte. Así, se cimentarían a fondo las necesarias reformas educativas que no se solucionan con tablets ni pizarrones electrónicos, con más clases de inglés o con menos de cálculo integral.

En la arquitectura, es suficiente ver las herramientas con las que cuentan las instituciones privadas en comparación con las públicas. Nadie tiene la culpa de tener más o de tener menos, sólo que a veces se cree que tener más es garantía o señal de mayor nivel cognoscitivo, eso es falso; lo digo como docente que participa tanto en instituciones públicas (donde hay que forzar a los buenos alumnos a que se crean buenos) y privadas (donde hay que hacer notar que los que se creen buenos nunca lo han sido a pesar de sus sorprendentes promedios). Talentosos y no, hay en todos lados, el error es pensar que el talento se cosecha sólo en una parcela.

Así, como bien se sabe, la Facultad de Arquitectura de la UNAM está dejando de ser un referente en la disciplina, a juzgar por el número de sus egresados (generaciones recientes) dirigiendo sus propias empresas y/o generando obra trascendental. Nombre diez arquitectos que le parezcan sobresalientes, menores de 40 años de edad e investigue de dónde son egresados. Es clarísimo que las cosas han cambiado.

Sin embargo, si nos referimos a los egresados de la UNAM mayores a 40 años, veremos que son ellos los que coronan en gran número las plantillas docentes de otras universidades privadas, y los que acuden al llamado de la investigación que en este país tanto se menosprecia. La escena actual la dominan los egresados de las universidades privadas, y para quien piense que esto es una muestra de su calidad en la enseñanza, lamento decir que son ellos mismos los que reconocen que las carencias son similares a las de aquellas de carácter público -éstas últimas las que marcan la pauta para definir o avalar sus programas de estudio- con unas diferencias claras que son el plus de pagar una colegiatura: hay mayor soporte para el estudiante y el egresado, mejores herramientas de trabajo, tecnología, equipos, apoyos, vínculos, en fin, hablamos de otra plataforma que expande los límites más elementales del sistema enseñanza-aprendizaje.


¿Quién se encargará de verificar que lo que dicen enseñar algunas instituciones de vanguardia sea real y no una ficción mercadológica? ¿Quién demostrará que no se tiene el talento para dirigir exitosamente un despacho/empresa enfocada a la producción de arquitectura? El mercado. Y sí, este no evalúa, este juzga y casi siempre es prejuicioso. Una manifestación de inconformidad como la que se lleva a cabo hoy por el Instituto Politécnico Nacional es necesaria y aleccionadora, sobre todo por la forma en que se ha desarrollado, mostrando claridad en la relevancia cívica del acto de exigir. Que se cumplan las exigencias dependerá de otros factores que se acercan más a la ciencia política y las condiciones globales que a la agenda educativa. ¿Entonces qué debemos de aprender y enseñar en las aulas?


*Arquitecto, fotógrafo y escritor independiente. Becario del Sistema Nacional de Jóvenes Creadores FONCA 2012-2013 en la disciplina de Diseño Arquitectónico.