miércoles, 4 de febrero de 2015

Ya sé que no aplauden

Ya sé que no aplauden



Marcos Betanzos @MBetanzos



Se equivoca quien piensa que los tiempos recientes se caracterizan por
la incredulidad, la desconfianza, el descontento y el poco rumbo que
muestran nuestras instituciones y nuestros gobernantes. Desde hace años
estamos en medio de una marisma que, dejando de lado el pesimismo y el
coraje, estableció el humor involuntario como instrumento de desfogue,
una válvula de escape que apenas nos permite romper –o tal vez,
disimular- el drama de nuestra infame realidad. Se trata de un proceso
en el cual se reduce a fuego lento la exigencia pública y se obtiene un “meme”,
la ridiculización pública de una situación imposible de modificar(nos).
Al reírnos la herida nos duele, ponemos el dedo en la llaga pero no
cambia(mos) nada. Seguimos siendo un retrato de lo que más aborrecemos.



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